Difficultad Media
60 Min
Entrante
6 Porciones
1
Salsa picante: en una sartén con aceite doramos los dientes de ajo y los tomates cherry en rodajas. Sazonamos con las guindillas cortadas en aros, añadimos el tomate concentrado y abundante albahaca, salamos y cocinamos 10 minutos. Reservamos.
2
En una sartén con mantequilla salteamos las espinacas hervidas y muy bien escurridas. Retiramos del fuego, rectificamos de sal y pimienta y condimentamos con queso rallado.
3
Preparamos la polenta: ponemos al fuego un cazo con un litro y medio de agua. Añadimos la sal y, en cuanto vuelva a hervir, vertemos toda la harina de maíz poco a poco sin dejar de remover. Removemos unos minutos siempre en el mismo sentido con una cuchara de madera, manteniendo la ebullición. Al cabo de 8 minutos de cocción, la polenta está lista. Retiramos del fuego.
4
Incorporamos las espinacas a la polenta y mezclamos.
5
Vertemos la polenta en una bandeja, la aplastamos hasta obtener un grosor de 1 cm y la dejamos enfriar.
6
Con un cortapastas de Ø 5 cm, cortamos discos pequeños.
7
Colocamos los discos en un plato de servicio y los servimos con los triángulos de queso gorgonzola, la salsa picante y unas hojas de rúcula.
